evangelio, especialmente la doctrina de la justificación. No había ningún desacuerdo importante entre la Iglesia Católica Romana y los Reformadores Protestantes acerca del lado objetivo. Ambas partes estaban de acuerdo en la divinidad de Jesús, así como en su deidad y su nacimiento virginal. Ambos asentían en que había vivido una vida de obediencia perfecta, muriendo en la cruz en expiación por el pecado, para después ser resucitado de la tumba. La batalla más bien se dio en cuanto a la segunda parte
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